domingo, 25 de noviembre de 2012

De ilusión...se vive.


El dolor y la incapacidad: sus dos únicos miedos. No la sombra negra que fulminaba su cuarta y quinta vértebra, sí el dolor insoportable que amenazaba su pierna. No la metástasis avanzada que le acababan de diagnosticar, sí el pensar que ya nunca más podría tener la capacidad de escribir unas cuantas líneas seguidas con la brillantez que hasta entonces le caracterizaba. 

Tras seis meses sin poder andar, ahí estaba él, en frente de mí, tomándose ese café que tan corto nos resultaba a los dos, y que acabaría (como siempre), manchando la multitud de papeles que nos acompañaban en la mesa. Seis meses de su vida durante los cuales solo se ausentó de la mía uno, el más crítico - supongo. Porque claro, me acabo de enterar que durante este medio año, cuando terminaba de escribirme esos emails tan llenos de optimismo, ya no se podía levantar de la mesa a por su siguiente taza de café. 

No sé qué ocurre cuando pierdes el control de tu vida, cuando una fuerza, mucho mayor que tú, la paraliza de golpe. No puedo hablar de ello, no me atrevo siquiera a tratar de entender qué se puede sentir. Lo que sí puedo decir es el gran privilegio que siento al saber que, cinco años después de haber acabado la carrera, aquella donde él tanto me enseñó, sigo siendo su alumna. Esta vez, eso sí, cambiamos de materia, y pasamos de hablar de los dioses griegos, del mito de Superman, o del fenómeno exiliar, a hablar de algo tan natural e inmenso a la vez como es la vida.

El entusiasmo con el que describe los últimos datos que ha descubierto para su investigación, la forma en la que me habla de los futuros viajes que realizará a Centro América para avanzar con su trabajo, o su deseo innato de que una joven como yo a la que aprecia, le siga contando sus devaneos profesionales y personales, esos que tanto le han divertido siempre... Me lo demostró todo. Entró a la cafetería donde yo le esperaba irradiando ilusión, fuerza, emoción...En definitiva, ganas de vivir.

No sé si eso es lo que le ha salvado, pero estoy convencida lo mucho que le ha ayudado. Porque sé que dice la verdad cuando afirma que no tiene miedo a morir, que no lo tuvo cuando le dijeron que era probablemente lo que iba a ocurrir. Y ya no se trata de ser positivo, de tener "garra" y de luchar... creo que él ha ido mucho más allá. Ha habido razones, las mismas que han ido dando sentido a su vida, que han estado esta vez por encima de la propia naturaleza. 

Supongo que aquí también entra en terreno de juego el factor suerte, y no todos corren con la misma. Pero lo que tengo claro, es que existe una fuerza interior, única y personal, que cada uno tiene que reconocer, y debe después desarrollar a lo largo de su vida. Y eso es lo que te va a mantener más o menos vivo. Porque, ¿en qué dimensión tan ridícula nos quedamos los humanos sin anhelos e ilusiones? La vida nos pondrá a prueba mil veces, pero hay algo que no nos puede arrebatar: lo que queramos crear con nosotros mismos.

Podemos crear, y podemos no cesar en dar calor a nuestras creaciones. Y es maravilloso ver cómo, aún cuando la vida batea con la mayor de sus fuerzas, hay personas en las que todo esto, logra sobrevivir.



viernes, 2 de noviembre de 2012

Funes - "La isla mágica"

Se trata de uno de esos rincones difíciles de descubrir si no te han hablado antes de cómo llegar a él. Puedes pasar a dos metros de distancia y no advertir de su existencia a pesar de todo lo que tras ella se esconde.

Atravesando caminos, esquivando campos de maizales y saltando regadíos, puedes dar al fin con este terreno donde lo único que se respira es encanto, tranquilidad, y la satisfacción de haber encontrado tu islote en medio del gran océano, tu pequeño oasis en medio del árido desierto. 

No tiene nombre, hay muchas entradas cercadas, nunca encuentras a nadie, huele bien. Un pequeño paraíso que se convierte en algo aún más cautivador por su condición de vivir escondido entre los campos convencionales de la zona, y colindando con los caminos empedrados que nos llevan de una parcela a otra de esta pequeña villa de Funes.

"La isla mágica", así es como la llama quien tuvo las ganas de compartirla conmigo. No sé si hay hadas, o elfos, o si los árboles hablan... pero lo que sí sé, es que es uno de los mejores lugares que conozco para dejar echar a volar tu imaginación. Naturaleza en su estado más puro que ahora yo comparto aquí. Pero... ¡sssshhh! No se lo cuentes a nadie, o el encanto de "la isla mágica", ¡se desvanecerá!