sábado, 15 de octubre de 2011

Que empiece el "Jogo Bonito"



Hibernian 0 - Motherwell 1. (LINK)
Era mi primera vez. Y como toda primera vez, nada o casi nada se corresponde con la idea preconcebida.


Llevo ya algún año queriendo hacerme un huequito en el estadio rojo,y gritar, como si me fuera la vida en ello, "Venga Osasunaaaaaaaaa, vamooooooos!!!!". Algo así es lo que hay que decir, ¿no? Parece que ironizo, pero estoy en "modo serio", lo prometo. Porque sé que cuando vaya a ese Reyno de Navarra, lo voy a vivir, y voy a lanzar el grito de guerra con el corazón, mientras una sonrisa describa mi cara. Aun los no-aficionados al deporte rey, sabemos que el fútbol, es mucho más que fútbol. Y a las pruebas me remito. Pocas hitos han conseguido reunir, bajo un mismo idioma, tales cifras de población. Y lo que es mejor, reunirlos, y hacerlos disfrutar. Ante eso amigos, toca quitarse el sombrero.

Eso sí, nunca pensé que entregaría mi virginidad a dos equipos escoceses. Sabía que la elección estaba por debajo de las expectativas. Pero a veces, las circunstancias, mandan. Dicen que la primera vez suele ser de las peores, así que bueno, entro dentro de la norma, y ahora sólo me queda esperar a esa segunda oportunidad.

Minuto 7. Motherwell, el equipo visitante, marca gol. Y aunque no sé hasta qué punto es válido mi criterio, voy a opinar. Menuda sosada de gol. Como toda la primera parte. Menos mal que tenía muchas cosas con las que entretenerme. El entorno "futbolero" era nuevo para mí, y las costumbres escocesas en él, también. Para empezar, eran las 3 de la tarde. Para seguir, todos llevaban un café en la mano. ¿Fútbol y café? ¿Café y fútbol? Para terminar, el campo estaba inclinado. Sí sí, inclinado. Pequeño fallo de fábrica.

También creo que éramos las únicas mujeres. ¡Ah, no! Había otra, un par de filas más abajo, escoltada por marido e hijo, y a la que le doy las gracias. Menudo espectáculo. Como buena ciudadana de Edimburgo, apoyaba a los Hibs, equipo local, que nunca remontó ese primer gol del minuto siete. Y como buena ciudadana de Escocia, mantuvo viva la esperanza hasta el final. Luchadora, sí. Pero no sé, creo que por la noche le debieron picar un poco los ojos. Se salían, como toda ella. Gritaba desprendiendo tal pasiónque agotaba a los demás. Sus plegarias, sin embargo, no sirvieron para nada.

Los últimos veinte minutos de la segunda parte, valieron la pena. Los jugadores derrocharon al fin energía, nos deleitaron con regates realmente bonitos, y nos aceleraron con mucha más velocidad. De repente, tienes la sensación de que hasta entonces, han estado tomando el pelo al público. Motherwell lanzó cuatro tiros a puerta, mientras que los Hibs, cinco. Realmente hubo oportunidad de gol. Pero ahí se quedó, en oportunidad.

Técnicamente, y teniendo en cuenta, insisto, mi bajo nivel de conocimientos en este área, los vi torpes. La complexión de la mayoría de ellos era grande, muy grande. Esos cuerpos, en fútbol, transmitían desacierto.

El público, fue lo mejor de la tarde. Cantarines, como a mí me gusta. Y lo que faltó a los jugadores, sobró en las gradas: todos despiertos, activos, al acecho. Es lo que mantuvo vivo el partido. Y lo que hizo que mereciera la pena. Durante dos horas, fuimos cómplices, fuimos uno. Y a pesar de la pérdida, se supo llevar. Con temperamento y orgullo. Sin flaquezas. Así son aquí. Y por esta actitud, ellos fueron realmente los protagonistas, los que lo hicieron bien. Y es que, como luego leería en un periódico local, "PLENTY of players are characters. Only the good ones HAVE character". Buena primera lección futbolística.